martes, 29 de noviembre de 2011

NATURALEZA CORRUPTA

Señores Políticos:

Soy un ciudadano medio español, de esos que afortunadamente aún pueden pagar impuestos. Me siento orgulloso del cambio que ha sufrido nuestro país en los últimos años, instalado en el denominado estado de bienestar, donde cualquiera de nosotros puede decidir en plena libertad los desiginos de su vida, sin estar condicionado por su sexo o estrato, siendo una sociedad abierta y tolerante, en su inmensa mayoría.
Agradezco que cualquier ciudadano, sea como sea y piense lo que piense, tenga cabida aquí, siempre y cuando respete al prójimo. También me gusta que la religión sea un apoyo moral y espiritual para aquel que le guste o lo necesite y no algo impuesto con plenos poderes para dictar en nuestras acciones y nuestra conciencia.

Me dirijo a ustedes en estos delicados momentos donde uno de cada cuatro españoles capacitados para trabajar quiere hacerlo y no puede, para rogarles que intenten estar a la altura de las circunstancias. La sensación que tenemos la mayoría es que, en el momento han venido las vacas flacas, se les han quedado las vengüenzas al aire. Que el congreso de los diputados últimamente parece el congreso de los imputados y que somos cada vez más los indignados que creemos que ustedes y sus hermanos banqueros se están cargando algo tan maravilloso como es nuestra democracia.
Reciéntemente hemos ejercido nuestro derecho a voto, eso que ustedes nos piden que hagamos tan insistentemente. Pues bien, apelo a su sentido de responsabilidad ciudadana para pedirles que bajen de sus nubes de poder; que no se enzarcen en sus eternos dimes y diretes y que intenten administrar nuestro dinero -ese que cada vez nos cuesta más reunir- para dejarle a nuestros hijos un país mejor del que encontramos, al igual que hicieron nuestros padres con nosotros, sin que eso suponga recortar nuestra libertad ni desarrollo personal.

Sin más y a sabiendas de por donde se suelen pasar ustedes nuestras opiniones, se despide un servidor.

martes, 22 de noviembre de 2011

LA PARCA DE CERCA

Me ha sucedido un hecho donde he estado más cerca de la muerte que nunca. Si de algo creo que me está sirviendo, es para relativizar todas las preocupaciones mundanas que se agolpaban en mi cabeza hasta ese momento.
Voy a disfrutar y sentirme afortunado de lo que realmente importa: aquellos en los que pensé durante e inmediatamente después de esos fatídicos segundos. Como dice el maestro Serrat:

"Dios y mi canto
saben a quien nombro tanto"

jueves, 10 de noviembre de 2011

NOS VEMOS EN EL VALLE

Hola Papa.

Las casualidades de la vida han hecho que, justo ahora que hace un año que te perdimos, mi empresa me asigne y organice un viaje a Canarias. Ya de entrada preveo un viaje duro. Han sido muchos años yendo y aprendiendo contigo. Allí fuiste mi maestro y mentor, aparte de padre.

El asunto se complicará en Tenerife. Uno de los momentos más especiales, era cuando subíamos recién aterrizados en la isla, dirección Icod de los Vinos desde el aeropuerto de los Rodeos. Había un instante, después de encarar una curva, donde disfrutábamos de una de las vistas más hermosas que hay. A un lado el Puerto de la Cruz, con sus playas y sus turistas y al otro, el majestuoso Teide. Recuerdo que siempre deteníamos cualquier conversación para admirar el momento. Te fijabas si la niebla cubría el pico de la montaña, o dejaba a la vista su imponente figura. La comtemplación siempre terminaba con la misma frase: -"Raulete, si algún día me pierdo o desaparezco, seguro que estaré en este valle"-.

Viejo, este viaje es un homenaje a tí. Bajaré caminando la calle Castillo para tomarme el primer café del día en el British; Comeré conejo frito en casa Hipólito , vieja en la pimienta y churros de pescado en San Andrés. Y tomaré el pulpo como a tí te gustaba, con un poco de aceite, vinagre y unos trozos de guindilla verde cortada, todo tal y como tu me enseñaste.También caerá seguro alguna perrita de vino del terreno acompañando todos estos manjares.

Dicen que hasta que no tienes un hijo, no aprecias realmente lo que te quiere tu padre. Me gustaría tenerte otra vez a mi lado en el coche subiendo dirección a Icod. Te diría, entre otras cosas, que tiene cojones lo mucho que Pau se te parece y te contaría que algunas veces, cuando se está durmiendo en mis brazos, le veo la carita y no me reprimo de susurrarle al oído -"...Enriquitoo..."-. Supongo que te miraría de reojo al ver que no me contestas y te vería allí, con el nudo en la garganta y los ojos humedecidos a causa de la emoción tan típica nuestra. Mientras, otra vez, volveríamos a subir a tu valle de la Orotava.

martes, 25 de octubre de 2011

FIN DE CURSO

Hice mis estudios primarios -la antigua E.G.B.- en un colegio concertado católico. Por entonces era una buena escuela -hoy degenerada, convertida en colegio elitista- donde podías entablar amistad con todo tipo de compañeros, ya que allí estudiaban desde los que vivían en el barrio donde está ubicada, que era bastante humilde, hasta niños adinerados incluso de otras poblaciones de la comarca. Una de las cosas que aprendí fue a valorar a los amigos por cómo eran y no por lo que tenían.

Corría la primavera del 84. Como todos los finales de Mayo, celebrábamos el fin de curso en honor a María Auxiladora. A los pequeños nos solían disfrazar y nos ponían a bailar siguiendo una simple coreografía y los mayores ejecutaban ejercicios gimnásticos, todos igualmente uniformados - pantalón azul, camiseta blanca-. El momento estelar era cuando los del último curso atravesaban de un salto, un aro de fuego.

La innovación de aquel año con respecto a otros anteriores, consistió en que después de todas las representaciones, lanzaron decenas de globos alargados con algún mensaje de Don Bosco. Como era de esperar, todos nos avalanzamos a capturarlos como si nos fuese la vida en ello. Al final del combate, sólo me pude hacer con un globo pinchado, al que logré salvar la mitad haciendo un nudo en el centro. -nada mal teniendo en cuenta mi edad y rango en el momento-. Y así, tan campante y orgulloso del trofeo me dirigía hacia el aparcamiento donde esperaban el resto de familia, cuando oí una voz -"oye, perdona!"- me giré y vi a unos padres con un niño aproximádamente de mi edad en silla de ruedas -"¿me podrías regalar el globo?"- preguntó el hombre muy educádamente mientras se acercaba. En esos momentos vacilé. Mi ser infantil, egoísta, decía que no, que era mío, que bien que lo había ganado. -"...es que...está roto"- le dije como excusa.-"no importa, seguro que hará bien su papel"- insistió sin dejar de sonreir. Volví a pesármelo. Miré al niño... y le di el globo al padre. El señor lo recogió con una mano, extendió la otra para que se la estrechara y dijo con cara seria -"gracias. Eres todo un hombre"-

Indago dentro de mí y me cuesta encontrar algo de esos primeros años. Ni te cuento sobre la escuela o de los fin de curso, pero guardo como un tesoro ese momento. Es curioso. Uno de los mejores recuerdos de la infancia es la primera vez que no me trataron como a un niño.

sábado, 15 de octubre de 2011

PUTAS CON CORBATA

Siempre he sido un poco de maduración tardía. Me costaba más tiempo que a la mayoría apreciar los valores importantes en cada momento de la vida. No me quejo. Hay muchos que no llegan a saberlo nunca y los ves orgullosos, fanfarroneando de su "Dolce Vita", cuando en realidad se sienten vacios o solos.
Esta inmadurez ayudó en mi fracaso escolar durante muchos años. Me imagino que muchos como yo miran hacia atrás y se arrepienten de no haber aprovechado las oportunidades. Pero al final tuve mucha, muchísima fortuna -y perseverancia por parte de una madre que vale su peso en oro.-Ya entrado los ventitantos comprendí y encontré un significado al estudio y conseguí la formación suficiente para dedicarme a mi profesión.
Me dedico a la coordinación de un equipo comercial. Entre mis funciones está la de seleccionar, gestionar, organizar,motivar y supervisar el trabajo de un grupo de agentes comerciales.Una especie digna de estudio.
Si tuviese que utilizar un símil futbolístico para explicar al comercial, sin duda me acogería a la figura del delantero. Da igual que un delantero sea alto, atlético, listo, luzca una frondosa melena, se cuide o piense por y para el fútbol. Si no mete goles, su entrenador lo relegará a la suplencia. Al comercial le pasa lo mismo con su facturación. Aunque seas el más preparado, disciplinado y simpático de los terrestres, como no apuntes pedidos, tendrás un serio problema. Esa espada de Damocles que supone saber que tu futuro depende casi exclusivamente de una cifra, a diferencia del resto de empleados, donde su labor se valora por parámetros más personales, hace del comercial alguien especial.
-"Somos putas con corbata"- me decían cuando empezaba en este oficio. Y no les faltaba razón. El cliente debe estar a gusto si pretendes que confíe en tus productos, y para eso has de saber utilizar todas las armas disponibles: imagen; presencia; conocimiento especializado del sector en cuestión; conocimiento general -para poder mantener cualquier tipo de conversación- y empatía en grado extremo. Si a tu cliente le fascina la cría iguanas mejicanas, colecciona sellos africanos del siglo pasado,o se derrite por la música postmoderna japonesa,tienes que poner cara de lo mucho que te interesa el asunto y que parezca que lo admiras por ser tan versado en el tema, aunque por dentro estés alucinando.
Dentro de la empresa, la vida no es mucho mejor. Desde tiempos ancestrales se ha creído por parte de los compañeros, que el comercial es aquel que no sirve para otro oficio más específico y que, además viven en vacaciones permanentes. Mención aparte merecen los del departamento de contabilidad, nuestros grandes enemigos. Los guardianes del tesoro; las ratitas de oficina. Nunca entenderemos su mentalidad cuadriculada, al igual que ellos no podrán comprender que para nosotros no existen dos días iguales.
 Tengo el privilegio de sentir mi trabajo como una vocación, pero no por eso dejo de reconocer su dureza. Creo que sólo nos pueden juzgar los que hayan sentido esa soledad que implica el estar dentro de un coche, en un polígono cualquiera, de una ciudad cualquiera, después de un día donde nada ha salido como esperabas y a mucha distancia de tu hogar. Desde aquí mando un mensaje de solidaridad y de apoyo a todos los que se dedican a este noble oficio, así como a sus familiares.

lunes, 3 de octubre de 2011

PEPET

Pepet era muy agradable. Tenía una de esas caras en las que te sentías a gusto al instante. No destacaba sobremanera en ninguna disciplina, ni deportiva ni académica; no era excesivamente guapo, ni fuerte, ni tenía alguna de esas cualidades que puedan llevar a alguien de su edad a captar la atención, pero era un chaval que caía bien. Venía de una familia numerosa de clase media, donde posiblemente primase la imagen exterior a otros aspectos.

Poco a poco, Pepet fue introduciéndose en el grupo de amigos donde todos querían estar. Se codeaba con los mejores futbolistas, con los guaperas y afamados de la clase. Se sentía importante por estar entre los elegidos, pero al mismo tiempo en deuda con ellos porque no sabía qué méritos había hecho para estar allí. Por eso, cuando llegó la adolescencia y con ella el alcohol, la gente sabía que podía contar con él para lo que fuese. Lo dejaba todo, familia, estudios y otras actividades si alguno de los "suyos" lo reclamaba para hacer un botellón, una Play, o lo había dejado con su novia.

Los años iban pasando y aumentaba la búsqueda de nuevas sensaciones. Hacía bastante tiempo que Pepet salía todas las noches con sus amigos al parque después de cenar a fumar canutos y beber cerveza. A veces le costaba horrores, porque se levantaba como aletargado y no podía concentrarse en clase. -¡ Va, vente. No seas mierda! A todos nos riñen pero ¡Y lo de puta madre que nos lo pasamos!- le espetaban los cada vez menos amigos que acudían. El asunto se complicó cuando con el dinero de los primeros sueldos pudieron esnifarse unas rayas...

El otro día, mientras paseaba con Pau, me encontré a Pepet camino del parque. Nos abrazamos y nos fumamos un cigarro. Me contó que se le terminaba el paro - !Y encima ahora, tal y como está todo!-; que aún estaba jodido un año después de la separación. A los niños los veía cada quince días -casi siempre voy, si no me lío el día de antes-.
Ya no quedaba nada de agradable en la cara de Pepet. Ahora reflejaba sufrimiento propio y de los suyos.

Llegué a casa preguntándome cuando dejé de ser como Pepet. Cuando aprendí a decir...¡¡NO!!

miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL BURRO ACELERA EL PASO CUANDO VUELVE A CASA

Vivo en una ciudad pequeña o en un pueblo grande, según el ego de quien preguntes. Está situada entre montañas y a una altura considerable para tener el Mediterráneo a tiro de piedra que, aunque no nos baña con sus aguas, sí lo hace en nuestro carácter.

Es difícil ver algún terreno labrado que no sea de olivos o almendros y la cara norte de las montañas están ocupadas por pinos, salvo los picos más altos, donde habita la carrasca.

Trabajo en el departamento comercial de una empresa alimenticia. Mi oficio me ha permitido conocer todas las provincias de España y lo que es mejor, tratar con su gente. Pero lo que hoy nos ocupa son los lugares. Desde las llanuras castellanas a las montañas asturianas, pasando por los mares de olivos cordobeses o los bosques de eucaliptus gallegos. De la ruta del toro andaluza, al desierto de los Monegros, o el valle de la Orotava ¡Qué afortunados somos!. Cáceres te sorprende, Barcelona te enamora. Castilla-León rezuma historia en cada adoquín, en cada piedra. Impresionante el País Vasco. Elegante Oviedo.


He paseado por las playas de Riazor, de la Concha y disfrutado de la luz de las nuestras levantinas. He acompañado a los peregrinos desde Pamplona hasta Santiago y bailado en la gran Vía madrileña al son de sus musicales.

He hablado con magos canarios y con meigas gallegas.

Con todo, cuando regreso a mi hogar, mi coche va más rápido, y cuando a la enésima curva diviso los primeros pinos y almendros que me indican que ya estoy cerca, no puedo evitar abrir las ventanas dejando que me invada el aire de mi tierra.

domingo, 25 de septiembre de 2011

HABEMUS CANCION

Domingo de sobremesa. Estoy descansando en el sofá con la televisión encendida, pero sin hacerle mucho caso. En ella, una comedia con Julia Roberts de protagonista. Una escena capta mi atención: el supuesto novio de Julia, en una mesa bastante concurrida y en medio de un restaurante empieza a cantar, acompañado por el resto de comensales a modo de coro "I say a little prayer for you" de Aretha Franklin. Poco más tarde, en otra escena, otro joven le confiesa a Julia su inseguridad sobre el casarse o no con su novia alegando entre otras cosas que ni siquiera tienen canción propia.

Se me encienden todas las alarmas. Apago la tele y me dirijo directamente a buscar a mi mujer preguntándole a bocajarro -Cariño ¿Cuál es nuestra canción?- No acierto a definir muy bien la expresión de mi santa al oír la pregunta. Ella, enfrascada en las mil y una tareas domésticas sin perdonar siquiera las fiestas de guardar, que las afronta con espíritu de huelga japonesa. Supongo que la perplejidad era una de de las principales causas de ese semblante. Aún así, recomponiéndose bastante rápido y después de meditarlo detenidamente me respondió que ninguna que ella supiese. -Pues por nuestro bien, debemos tener una- dije convencido.

Empezamos el casting de artistas en los que nuestros gustos coincidiesen. El primero que se nos vino en mente fue, como no, el maestro Sabina, pero ¿Quién ve al canalla de Sabina como creador de canciones románticas?. Otras posibles opciones fueron descartándose paulatinamente ¿Serrat?; ¿Estopa?; ¿Fito?... y llegó ella.

Reconozco que no conocía a Rocío Jurado más que la información que me llegaba de la prensa rosa y aunque alguna vez había oído -que no escuchado- sus canciones, la consideraba más un personaje del corazón y catalogaba a su público de hortera. Pero a mi santa no le había pasado lo mismo. Influenciada por su abuela, admiradora de la copla española en todas sus vertientes, conocía y apreciaba la fuerza de Rocío. Poco a poco fue incluyéndola en nuestra música. Empecé a quitarme prejuicios y a rendirme a la evidencia. Sin duda, la más grande de los últimos tiempos en nuestro país. Una vez consensuada la artista, la elección de la canción no fue difícil. Aún recuerdo el escalofrío que sentí la primera vez que la escuché.

COMO YO TE AMO

"Como yo te amo, convéncete
nadie te amará
como yo te amo, olvídate
nadie te amará.
Nadie porque yo
te amo con la fuerza de los mares, yo
te amo con el ímpetu del viento, yo
te amo en la distancia y en el tiempo, yo
te amo con mi alma y con mi sangre, yo
te amo como el niño a su mañana, yo.
Te amo como el hombre a sus recuerdos, yo
te amo puro grito y en silencio, yo
te amo de una forma sobre humana, yo
te amo en la alegría y en el llanto, yo
te amo en el peligro y en la calma, yo
te amo cuando gritas, cuando callas, yo
te amo tanto yo, te amo tanto,yo.
Como yo te amo, recuérdalo
nadie te amará
como yo te amo, olvídate
nadie te amará."

A mi mujer, mi compañera de viaje. Por muchas dificultades que nos crucemos en el camino, contigo todo vale la pena. Contigo todo tiene sentido.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EL PEDESTAL DE LAS ESTATUAS

Me apasiona la lectura. Agradezco a los escritores el hecho de inventar una trama, más o menos creíble, para introducirnos de lleno en otras culturas y otros momentos. La veracidad de los acontecimientos adquiere una importancia relativa. Personalmente, me basta con explicaciones lógicas y creibles, al fin y al cabo, una de las cualidades que más me fascina de leer es la interpretación libre que cada cual hace de las obras, frente al encorsetamiento del cine o la televisión -que transmiten, ni más ni menos la interpetración de otra persona, generalmente el director-. ¡ Cuántas desilusiones y cuántos desengaños hemos sufrido los lectores cuando vemos plasmada esa novela que tanto nos había hecho vibrar y no se parece ni remótamente a lo que nos habíamos imaginado!

He tenido la suerte de disponer siempre en casa de material para leer. De mi infancia recuerdo los Pitufos; Astérix y Obélix; o la colección entera en blanco y negro del Guerrero del antifaz.Ya rozando la adolescéncia, me leí y releeí todos los cómics Márvel - Spiderman; X-Men; Los Vengadores; Daredevil...- que se coleccionaba mi hermano mayor; pero no se me olvidará nunca mi primer libro. Fue durante un verano -no tendría más de quince- y el aburrimiento llevó a mis manos, directamente de la biblioteca de mi madre una edición setentera de un libro llamado "El Señor de las Moscas" de un tal William Goldin...

Desde aquellos niños de la isla hasta hoy, he recorrido miles de kilómetros y vivido todas las épocas posibles. He pasado hambre en los suburbios irlandeses esperando el sueldo que un padre se había bebido; he visto luchar a Alejandro y sus fieles macedonios contra elefantes y he sentido el amor que le profesaban Bagoas y Hefestión; me he reído observando al ejército Peruano organizar un burdel; he bebido del amor de unos ojos negros sicilianos bailando al compás de una tarantela y me ha sobrecogido al estallar por los aires al grito de ¡vendeta!; o he paseado por los suntuosos jardines de la Córdoba de los Omeya.

Aunque admiro a varios de los personajes históricos que he tenido ocasión de encontrarme en mis lecturas, tengo la sensación que, en la mayoría de ellos, su notoriedad va precedida de unos valores personales con los que no comulgo. Ya de vuelta al mundo real y a pequeña escala, me encuentro con lo mismo. Veo que es muy difícil el equilibrio entre triunfar y ser feliz -o por lo menos lo que yo concibo por felicidad- "El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho". Esta frase de Groucho Marx lo resumiría perfectamente.

A todo ésto, no sé porque estoy divagando sobre el tema. ¿Será la crisis de los 40? ¿Será que estoy pensando en los niños? En fin...

jueves, 15 de septiembre de 2011

DESPUES DE TRES GENERACIONES, NADIE SE ACORDARÁ DE NOSOTROS.

El pasado 1 de Mayo nació mi hijo Pau. Casi al mismo tiempo, un cáncer se llevó a mi padre privándome el compartir con él todo el sinfín de experiencias que conlleva su llegada al mundo. El cúmulo de sentimientos tan opuestos, tan profundos que me producen estos dos acontecimientos que el destino, caprichoso, ha querido separar en tan breve espacio, es lo que me empuja a iniciar este blog.

Soy Raúl. Cumplo perfectamente la media nacional en varias categorías: edad; cultura; altura; trabajo; hipoteca; hijos... Aún así, quiero dejar constancia de mi paso por el planeta en forma de comentarios, opiniones y demás quehaceres cotidianos y mundanos, sin más pretensión que la de lanzar una botella a este mar.

Salu2.